En el anterior artículo, sobre el origen de la cofradía de la Soledad en los siglos XVI y XVII, publicado en esta revista el año 2015, finalizábamos recogiendo que en el año 1780 se aprobaron unas nuevas Constituciones, hecho, que seguramente, iría encaminado a evitar su supresión, ya que posiblemente se conocería la intención real de extinguir las cofradías y decidieron adelantarse, como también ocurrió con otras cofradías locales. En febrero de 1773 una Real Cédula prohibió que las estaciones de penitencia estuvieran acompañadas de disciplinantes de sangre y empalados y por decreto de Carlos III en 17 de marzo de 1784 se ordena la extinción de las hermandades gremiales y todas las cofradías erigidas sin autoridad real o eclesiástica, quedando únicamente las aprobadas por ambas jurisdicciones y las Sacramentales. Las Constituciones de la Cofradía de la Soledad fueron aprobadas por el vicario de Martos con fecha 12 de agosto de 1780, por tanto a la publicación del decreto de extinción, las Constituciones ya se hallaban aprobadas por la autoridad eclesiástica y quedaban fuera de las extinguidas.
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